Lo que Steve Jobs y Martín Lutero me Enseñaron sobre la Humildad y el Servicio

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Ahora que hay tanto revuelo con la llegada del iPhone 14, me he encontrado en Twitter con una imagen que me ha hecho pensar muchísimo en la necesidad de humildad que tenemos en el plano general y práctico de la vida. Resulta que, aparentemente, Steve Jobs (el fundador de Apple) acostumbraba hacer apuntes importantes enviándose correos electrónicos a sí mismo.

En una de esas notas que se envió a sí mismo, nos enseña un montón sobre la humildad que necesitamos para aceptar la interdependencia que tenemos con otros seres humanos.

De: Steve Jobs, sjobs@apple.com

Para: Steve Jobs, sjobs@apple.com

Fecha: Jueves 2 de septiembre del 2010 a las 11:08 p.m.

Cultivo poco de lo que como, y de lo poco que cultivo no crié ni perfeccioné las semillas.

No fabrico mi propia ropa.

Hablo un idioma que no inventé ni perfeccioné.

No descubrí las matemáticas que utilizo.

Me protegen las libertades y las leyes que no concebí ni legislé, y que no aplico ni dicto.

Me conmueve la música que no creé yo mismo.

Cuando necesité atención médica, no pude ayudarme a sobrevivir.

No inventé el transistor, el microprocesador, la programación orientada a objetos ni la mayor parte de la tecnología con la que trabajo.

Amo y admiro a mi especie, viva y muerta, y dependo totalmente de ella para mi vida y bienestar.

Enviado desde mi iPad

The Steve Jobs Archive

Al leer a Jobs, definitivamente no puedo hacer más que darme cuenta de lo dependiente que soy de los demás. La fruta que como, la energía y la tecnología que uso para trabajar, las habilidades que cada día adquiero para crecer como profesional… Todo es debido a que el Señor en su sabiduría dispuso que otros vinieran antes que nosotros para labrar el camino y que cosechemos los frutos.

Necesitamos ser más humildes y reconocer que el mundo no se trata de nosotros, que no somos dueños absolutos de las cosas, que dependemos y siempre dependeremos de otros para todas las cosas. Principalmente, necesitamos vivir con la consciencia de que dependemos del Señor.

Luego de pensar en Jobs como recipiente de la gracia común de Dios, pensé en Lutero como un dispensador de la gracia de Dios. Lutero escribió las siguientes palabras en su tratado The Freedom of the Christian [La Libertad del Cristiano]:

El hombre no vive sólo para sí mismo en este cuerpo mortal para trabajar sólo para sí mismo, sino que vive también para todos los hombres de la tierra; más bien, vive sólo para los demás y no para sí mismo. Por eso, somete su cuerpo para servir más sincera y libremente a los demás… Debe pensar: Aunque soy un hombre indigno y condenado, mi Dios me ha dado en Cristo todas las riquezas de la justicia y de la salvación sin ningún mérito por mi parte, por pura y gratuita misericordia, de modo que en adelante no necesito nada más que la fe que cree que esto es verdad. ¿Por qué, pues, no voy a hacer libremente, con alegría, con todo mi corazón y con una voluntad ansiosa todas las cosas que sé que son agradables y aceptables a un Padre que me ha colmado con sus inestimables riquezas? Por tanto, me entregaré como un Cristo a mi prójimo, como Cristo se ofreció a mí; no haré nada en esta vida sino lo que vea que es necesario, provechoso y saludable para mi prójimo, ya que por la fe tengo abundancia de todos los bienes en Cristo.

Lutero es consciente de que ha recibido gracia y amor incomparables, y eso le impulsa a esforzarse para dispensar gracia y amor a otros a través del servicio. De la misma manera en que Jobs me enseña que dependo de otros, Lutero me enseña que otros dependen de mí, y ambos establecen la interdependencia que necesitamos para vivir la vida cristiana de manera práctica todos los días.

Cuando sientas que no necesitas de nadie, cómete una manzana, y recuerda que no la cultivaste, no la limpiaste, no la transportaste al supermercado, etc. Y si la cultivaste, recuerda que no la creaste; la creó Dios, así que no eres absoluto.

Cuando sientas que no tienes nada que aportar en la vida, recuerda que otros también dependen de tus habilidades y amor. Recuerda que recibiste un amor que te capacita para servir a otros, recuerda que tienes algo que aportar al mundo, y enfócate en hacerlo.

Esto es lo que Jobs y Lutero me enseñaron sobre la humildad y el servicio.

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