En esta última parte de nuestra serie Lo que Dios Odia, consideraremos la tan pecaminosa tendencia de causar divisiones en contextos como la familia y la iglesia.
Una calumnia puede llevarte a la cárcel o al cementerio. Una calumnia puede arruinar tu vida o la de otros. Y Dios odia ese pecado.
Dios odia los pies presurosos para correr al mal. Solo en su gracia nuestros pies pueden ser reorientados de la impiedad a la santidad.
Dios odia el pecado, y la agravante de planificarlo cuidadosamente no puede pasarse por alto en la Biblia.
Asesinar a un inocente es atentar contra la imagen de Dios que está en el hombre; es atacar la santidad de la vida humana que ha sido dada por Dios y que solo él puede quitar.
La mentira no es simplemente decir algo que no es cierto. Mentir es en realidad negar muchos aspectos del carácter veraz de Dios, y allí radica nuestra ofensa a su santo nombre.
Cuando sentimos que valemos más que los demás, negamos la verdad bíblica, pues todos tenemos la misma dignidad como seres humanos creados a imagen de Dios.
Saber lo que Dios odia tiene la misma importancia para nosotros que saber sobre el amor de Dios. Necesitamos un conocimiento integral de Dios tal como se ha revelado en la Biblia.