¿Alguna vez pensaste que tus buenos deseos y tus mejores intenciones pueden convertirse en malos muchas veces?
Yo no lo había visto de esa manera, pero encontré un video en la cuenta de Twitter pastor Paul David Tripp que me pareció muy interesante.
Trata sobre lo que sucede cuando un deseo bueno se llega a convertir en algo malo porque le damos tanta prioridad y le permitimos dominar nuestra vida.
Aunque tiene un énfasis en la vida matrimonial, creo que aplica a todo y a todos, así que aquí está mi traducción para que aprendamos juntos:
Digamos que eres la esposa en el matrimonio. Y en maneras que no te das cuenta, has anclado tu identidad, tu significado y propósito, tu sensación de descanso y bienestar al orden, la limpieza, y la belleza de tu hogar.
Ahora bien, ¿qué es lo que eso crea?
Ese deseo de orden, limpieza y belleza se ha convertido en algo mucho más importante de lo que realmente es. Así que puedes reconocer una mancha en la almohada a 50 pasos de distancia.
Te tomas el desorden en la cocina como algo personal. Dices: «Yo me esfuerzo mucho y no puedo creer que me hagan esto».
Sigues a la gente a las habitaciones asegurándote de que no hagan que la habitación parezca que alguien realmente vive allí.
Estás constantemente tensa. Eres constantemente crítica. Estás constantemente pendiente de la gente.
Crees que has sido elegida por Dios para el sufrimiento particular de vivir con una comunidad de vagos.
No tienes un problema de vagancia. Tienes un problema de tesoros porque eso se ha convertido en algo más importante de lo que realmente es, y está victimizando tu relación con las personas que dices amar.
En realidad inviertes más atención y cuidado emocional en tu entorno físico que en las personas con las que dices estar comprometido.
Es un problema de tesoros y está matando tu matrimonio. No es un problema de la otra persona. No es un problema de negligencia. Es un problema de tesoros.
El deseo, incluso de algo bueno, se vuelve malo cuando ese deseo se convierte en algo dominante.
¿Está bien querer que mi casa sea hermosa? Sí, pero no debe gobernar tu corazón.
¿Está bien querer comodidad en tu vida? Sí, pero no debe gobernar tu corazón.
¿Está bien amar el placer? Sí, pero no debe dominar tu corazón.
¿Está bien querer algo de control en tu vida? Sí, pero no debe gobernar tu corazón.
¿Está bien tener razón? Sí, pero no debe gobernar tu corazón.
El deseo, incluso de algo bueno, se convierte en algo malo cuando ese deseo se convierte en algo dominante.
¿Qué es lo que realmente gobierna tu corazón y tu matrimonio y qué es lo que está haciendo a esa relación?
Algunos de ustedes se preocupan demasiado por el deseo de tener el control, y eso está arruinando su matrimonio.
Algunos de ustedes desean demasiado tener la razón, y eso está dañando su matrimonio.
Algunos de ustedes valoran demasiado las posesiones, y eso está dañando su matrimonio.
Algunos de ustedes quieren demasiado vivir a su manera, y eso está dañando su matrimonio.
Verás, tu matrimonio siempre es víctima de lo que atesoras, o se ve reforzado por ello.
¿Qué te parece el planteamiento de Tripp? Quizá sea bueno a veces examinar qué tanto nuestros deseos dominan nuestra vida. 🙂