Proverbios de Salomón es uno de los libros más amados por muchos creyentes en todas partes del mundo. Y no es casualidad, pues Proverbios provee la sabiduría necesaria para glorificar a Dios en todas las áreas de nuestra vida y perseguir el bien. Si alguien quiere comprender la ciencia de vivir, si alguien quiere dejar de ser un inexperto en su manera de vivir la vida y tomar decisiones sabias, Proverbios es definitivamente la respuesta divina. Por supuesto, debo hacer la salvedad de que Proverbios presenta sabiduría divina, no humanista ni moralista. Poco provecho podría obtener la sociedad de Proverbios si todos nos acercamos a su lectura y meditación sin tener una relación con el Dios del pacto.
Uno de mis pasajes de Proverbios favoritos en los últimos meses es el siguiente:
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas.
No seas sabio en tu propia opinión: Teme al SEÑOR y apártate del mal, porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos.
Proverbios 3:5-8 RVA-2015
Estos versículos nos invitan a evitar a toda costa actuar y tomar decisiones con base en lo que nosotros pensamos que es bueno o malo. En otras palabras, no debemos actuar en independencia de Dios. Por supuesto, el creyente que ha ejercitado su mente y corazón conforme a la Palabra de Dios es capaz de tomar decisiones libremente, pues su mente está cautivada por los pensamientos divinos. El punto del proverbio no es que no tengamos libertad para decidir si nuestros pensamientos están marcados por los de Dios, sino que no tenemos libertad para decidir ser autónomos y tomar nuestras propias decisiones despreciando la sabiduría y guía del Señor en nuestra vida.
Meditando un poco sobre este pasaje y leyendo algunas citas de cristianos del pasado, me he encontrado con una joya de cita de Jonathan Edwards, quien nos cuenta sobre su resolución de vida de no obrar por su propia cuenta:
De aquí en adelante no obraré en ningún aspecto por mi propia cuenta. Actuaría por mi cuenta si alguna vez hiciere uso de cualquiera de mis poderes para realizar algo que no fuere la gloria de Dios o no hacer que la glorificación de él fuera mi empresa completa y total. Si murmurare en la más mínima de las aflicciones, si me lamentare de la prosperidad de los demás, si no fuere caritativo en cualquier forma, si estuviere enojado por causa de las ofensas, si me vengare de ellas, si hiciere cualquier cosa simplemente para agradarme a mí mismo o si evitare cualquier cosa por mi propia tranquilidad, si omitiere cualquier cosa porque se requiere autonegación, si confiare sólo en mí mismo, si recibiere cualquier tipo de alabanza por el bien que yo hiciere o que Dios realizare mediante mi persona, o si estuviere de alguna manera engreído. [1]
Que el Señor nos permita siempre confiar en él para no actuar según nuestra sabiduría falsa. Que podamos siempre acudir a la fuente de sabiduría verdadera: la Palabra de Dios. Y que el Señor nos permita, como escribió Edwards, hacer que la glorificación de Dios sea nuestra empresa completa y total. Allí está todo el sentido de nuestra vida.
[1] Ritzema, E., Vince, E., Powell, G., Terranova, J., & Franco, C. (Eds.). (2013). 300 citas para predicadores de los puritanos. (J. Terranova & C. Franco, Trads.). Bellingham, WA: Lexham Press.