Todas las cosas son importantes para el cristiano, aun las cosas más pequeñas como comer y beber (1 Cor. 10:31). Por eso creo que es muy importante que los cristianos tengamos una perspectiva bíblica de algo tan primordial como el trabajo. La Biblia aborda el trabajo en incontables ocasiones y de maneras diversas.
Jesús mismo fue un trabajador incansable para cumplir el plan de salvación (Jn. 5:17). El apóstol Pablo afirmó que, por la gracia de Dios, él trabajó más que todos los apóstoles juntos por el reino de Dios (1 Cor. 15:10). El libro de Proverbios manda a los perezosos a tomar como ejemplo el actuar de la hormiga, quien es diligente a pesar de que no tiene jefe sobre ella (Pr. 6:6-8). El apóstol Pablo advierte que es justo y necesario que aquellos que no quieran trabajar tampoco coman (2 Tes. 3:10).
Sin embargo, aunque la Biblia aborde el trabajo y promueva la laboriosidad, pareciera que los cristianos nos amoldamos al mundo en nuestra manera de entender el trabajo. Aquí hay dos ideas erróneas sobre el trabajo que creen los cristianos que encontré en el libro Toda Buena Obra: Conectando tu trabajo con el de Dios del Dr. Timothy Keller:
- El trabajo es un mal necesario. “Según esta perspectiva, el único buen trabajo es el que nos ayuda a hacer dinero de manera que podamos sostener a nuestras familias y pagar a otros por el trabajo poco importante.” (Keller)
- Los trabajos de menor categoría nos quitan dignidad. “Un resultado de esa creencia es que muchos aceptan empleos para los que no están calificados, al escoger carreras que no concuerdan con sus dones, pero que prometen salarios más elevados y prestigio. (…) Otro resultado es que muchos elegirán estar desempleados antes que realizar un trabajo que consideran inferior para sus capacidades, y la mayor parte de los servicios y el trabajo manual pertenecen a esta categoría. A menudo las personas que han conseguido entrar en las categorías de conocimiento muestran gran desprecio por los conserjes, los albañiles, los empleados de lavandería, los cocineros, los jardineros y otros que tienen trabajos de servicio.” (Keller)
Ante estas dos ideas erróneas, Tim Keller afirma la perspectiva bíblica del trabajo:
“El trabajo de todo tipo, ya sea que se realice con las manos o con la mente, da constancia de nuestra dignidad como seres humanos, porque refleja la imagen de Dios el Creador en nosotros.”
Trabajar diligentemente, sin importar el tipo de trabajo (siempre y cuando este sea lícito), es reflejar la dignidad que tenemos como seres humanos creados por Dios a su imagen. Dios es el más grande trabajador, y sus hijos deberíamos ser de los mejores trabajadores que la gente pudiera conocer.
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