Cómo Dejar de Preocuparte por el Futuro

Preocuparnos por el futuro es más común de lo que pensamos. No eres el único que ha perdido el sueño pensando cómo será el mañana. Hay millones de personas que ahora mismo están pensando si tendrán esa casa deseada, el trabajo que han soñado desde pequeños, el título universitario que les dará herramientas para el futuro. No estás solo.

Sin embargo, mientras que preocuparse por el futuro es común a la gran mayoría de personas, hay algunas cosas que podemos hacer para dejar de preocuparnos por lo que traerá el mañana. Estas son cosas muy prácticas y quiero compartirte algunas. Si bien no se originan en mi mente, y muchas veces fallo en ponerlas por obra, son verdaderas y bíblicas.

1- Entiende la soberanía de Dios

El Dios de la Biblia es un Dios soberano que tiene todas las cosas en sus manos. Él controla la historia en términos generales, pero también controla tu historia en términos muy específicos. Por un lado, la Biblia nos enseña que Dios es quien controla la historia en términos generales porque él es quien «cambia los tiempos y las ocasiones; quita reyes y pone reyes» (Daniel 2:21).

Además, la Biblia afirma que Dios tiene la potestad sobre todas las cosas que nos suceden en el plano personal. Dios es quien decide darnos vida y quien decide quitárnosla, pero no solo eso. Dios es quien decide si vamos a ser ricos o si vamos a ser pobres; si seremos humillados o si seremos exaltados (1 Samuel 2:6-7).

Por tanto, para dejar de preocuparnos por el futuro, necesitamos creer la verdad bíblica de que en última instancia no somos nosotros los que controlamos el rumbo de nuestra vida. Si somos sus hijos por medio de la fe en Jesucristo, nuestro Dios nos guardará del mal o nos sustentará en medio de la aflicción. Lo que sí es seguro es que él es nuestro Padre bueno y todas las cosas, por muy oscuras que parezcan, ayudarán a nuestro crecimiento en la fe (Romanos 8:28).

2- Trabaja diligentemente hoy

El Dr. Jordan Peterson ha afirmado: Si cumple con sus obligaciones todos los días, no necesita preocuparse por el futuro.

¡Comprobado!

Cada vez que no cumplo mis obligaciones diarias y se acumulan, estoy siempre pensando si tendré tiempo más adelante para poder salir con todo. Siempre pienso si tendré el dinero suficiente para poder hacer esto o aquello, o si perderé dinero por no haber hecho lo que me corresponde hoy. Esa incertidumbre horrible puede irse si tan solo estamos dispuestos a cumplir con nuestras obligaciones de este día.

Sobre esto, el libro de Proverbios nos da un ejemplo muy pertinente:

Ve a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio. Ella no tiene jefe ni comisario ni gobernador; pero prepara su comida en el verano, y guarda su sustento en el tiempo de la siega. Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de dormir, un poco de dormitar y un poco de cruzar las manos para reposar. Así vendrá tu pobreza como un vagabundo, y tu escasez como un hombre armado.

Proverbios 6:6-11 RVA-2015

La hormiga no espera el tiempo de la adversidad para lamentar no haberse preparado. Sin que nadie la controle, prepara su comida en el tiempo oportuno para estar preparada en el momento de la escasez. Qué llamado más tremendo nos hace el proverbista al invitarnos a dejar de dormir y ponernos a trabajar antes de que la pobreza venga a nuestra puerta.

Dios es soberano y tú eres responsable

Estas dos cosas ponen de relieve dos grandes temas de la fe cristiana: la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre. Mientras que Dios es quien controla todas las cosas, tú eres responsable de administrar bien la vida que has recibido. Por eso, para dejar de preocuparte por el futuro, hay al menos dos cosas prácticas que debes hacer:

1- Confía en el Señor. Él es quien controla todas las cosas, y eso incluye los aspectos más específicos de tu vida.

2- Trabaja diligentemente hoy mismo. No esperes a que el momento de la adversidad toque a tu puerta. Prepárate. Paga todas tus deudas si puedes. Ahorra en la medida de lo posible. Y honra al Señor con eso.

¡Invita a otros a leer!