Dios exige todo de ti

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Toda exigencia o llamado espiritual necesita una base adecuada. Dios exige que los seres humanos le adoren porque él es digno de adoración (Ro. 1:20); ese es un hecho innegable y una base adecuada sobre la cual el Señor puede exigir adoración; él es digno. Los seres humanos, por su parte, se niegan a adorarle por la dureza de sus corazones (Ro. 1:21). Sin embargo, la renuencia humana a adorar a Dios no quita el hecho de que él sea digno de toda adoración.

En el Antiguo Testamento, Dios pudo demandar adoración y comportamiento santo al pueblo de Israel porque él era el Dios que les había liberado de la esclavitud en Egipto (Ex. 20:1-2). La redención de la esclavitud viene a ser entonces la base sobre la cual el Señor asienta las santas demandas de su Ley para su pueblo. Ese mismo patrón se repite a lo largo de las Escrituras. Toda demanda cristiana tiene una base adecuada, y Romanos 12:1-2 no es la excepción a esta regla. En estos versículos, el apóstol Pablo apela a una base innegable sobre la cual exhorta a los creyentes a entregarse completamente como sacrificio, santo y agradable a Dios: las misericordias de Dios desplegadas en la redención de los pecadores.

Este llamado a presentarnos a Dios y renovar nuestra mente implica que el Señor lo exige todo de nosotros, que somos su pueblo. Como bien ha enseñado el hermano Marvin Argumedo en su ponencia sobre Apologética y Administración, debemos glorificar a Dios con lo que tenemos, lo que sabemos, y lo que somos. Todo nuestro ser ha de ser redimido por la gracia de Dios y enfocado a funcionar para Su gloria. Dios exige todo de ti porque te ha redimido completamente. Ha redimido lo que tienes, lo que sabes, y lo que eres. Haz todo para Su gloria.

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